jueves, 2 de febrero de 2012

El pensamiento divergente y la práctica pedagógica

¿Qué relación hay entre el estudio del pensamiento divergente y la práctica de la Pedagogía Infantil?
En el contexto actual, es una costumbre el pensar de manera convergente, puesto que gracias a las prácticas culturales homogeneizadoras, se cree que eso es lo correcto para alcanzar una igualdad social, sin embargo, es notorio que nos encontramos frente a una diversidad innegable, en donde precisamente la escuela juega un papel relevante, ya que el pensamiento divergente no solo está presente  en el docente o pedagogo infantil, sino que también en todos  los sujetos que comparten el proceso educativo. La misión del docente en este sentido, es  formar sujetos que puedan enfrentarse a distintas situaciones de la vida cotidiana dando una respuesta divergente, soluciones que no reproduzcan un modelo único, sino que por el contrario  respeten y valoren la diversidad de la sociedad en donde están inmersos y  a otras que pertenecen al mundo donde viven,  diversos contextos.
Un ejemplo claro de lo mencionado es que en una clase de geografía no solo se deberían trabajar las poblaciones tradicionales, sino que también se deberían tener en cuenta las distintas culturas y tribus indígenas que existen en nuestro país, reconociendo la diversidad de creencias y pensamientos.
Otro ejemplo evidente de esto, puede ser que saturamos a los niños con las mismas imágenes que son prototipos impuestos y no permitimos que ellos vean la diversidad y que lo diferente también es estético, un ejemplo de esto son los libros o textos de historia que muestran al español conquistador limpio y bueno y al indígena sucio y pobre.
Partiendo de lo mencionado anteriormente, es importante tener en cuenta que si el docente no se encuentra en la capacidad de pensar divergentemente, sino que sigue sumergido en lo único, en la convergencia, en todos los prototipos que la misma sociedad le ofrece, es imposible que pueda generar un pensamiento divergente en sus estudiantes.
Adicionalmente, en el pensamiento divergente una cualidad fundamental e innegable es el acto creativo, y para ello como lo menciona Guilford en su texto “The Analisys of intelligence, la creatividad debe iniciar con la sensibilización de los problemas, entendiéndola como “una actitud perceptual general que capacita a los individuos a darse cuenta de lo inusual, lo raro, de inconsistencias aparentes. Tal disposición ofrece al individuo numerosos problemas para resolver” (ROMO, 178). Seguidamente, encontramos la fluidez, la cual hace referencia a la fertilidad de ideas, por tanto Guilford la describe como  “un acto heterogéneo” (ROMO, 178).
La creatividad cuenta con otra serie de cualidades, en donde posteriormente a la sensibilización ante los problemas y la fluidez, se menciona la originalidad, concebida desde dos perspectivas: “en función de la infrecuencia estadística de respuestas que cumplen unas condiciones especificas o por el hallazgo de asociaciones remotas” (ROMO, 178). Por último, hallamos la flexibilidad, entendida como “la habilidad de abordar viejos caminos en el tratamiento de los problemas y llevar el pensamiento por nuevas direcciones” (ROMO, 178).
En base a lo anterior, vemos como Guilford reconoce que en cada una de las cualidades del acto creativo existen particularidades, pero sin embargo es necesario que cada una de ellas se compaginen para llevar a cabo el pensamiento divergente, con el fin de no dar una respuesta convergente a las problemáticas, sino por el contrario, que el sujeto tenga diversas perspectivas que le permitan analizar el problema y darle solución a este. Es de aclarar que para Guilford el talento de crear, se presenta en ciertas partes de la población, sin necesidad de que esto se encuentre ligado a la inteligencia. Por esta razón, es que los maestros debemos potenciar la creatividad de los niños, ya que ello ayuda a que el sujeto sea capaz de enfrentarse a todas las situaciones que en su vida cotidiana se puedan presentar, pero ese enfrentarse va más allá de saber que existe, es hacer que el sujeto tenga la capacidad de resistirse al común, de pensar de manera única, es hacer que el niño desarrolle ese pensamiento  divergente, que tanto hace falta en nuestra sociedad.